domingo, 23 de diciembre de 2012

"Mourinhismo puro"


“No soy el mejor del mundo, pero creo que no hay nadie mejor que yo” José Mourinho

El Madrid llega al punto más alto de agotamiento mental y moral mediada la tercera temporada con el técnico portugués, “The Special One”, José Mourinho. La exigencia de este míster a sus jugadores siempre es máxima, la entrega que ponen los equipos que dirige siempre es superior incluso a la óptima, pero todo esto tras suceder en grandes cantidades puede crear un bloqueo. Bloqueado está ahora mismo el Real Madrid que solamente puede mirar a su ansiada décima esta temporada entre los torneos en los que el club está exigido a realizar su mejor papel. Once años sin reinar en Europa son muchos para los blancos y aunque el papel en liga haya sido pésimo por el momento el sueño europeo siempre perdura. Queda el que puede decir, esto solo lo puede conseguir alguien como Mou.

Podríamos decir que el míster portugués casi siempre realiza el mismo ciclo en los clubes que entrena. Primera temporada de adaptación al estilo de juego, de motivación y de actitud. Segunda temporada de esplendor, definición magnánima de la razón por la que Mou es uno de los mejores del planeta y de la última década, equipos de raza dirigidos por un hombre fanático y defensor de su club con el que se identifican muchos de sus aficionados. En el Madrid en la temporada de esplendor el club consiguió los mejores registros en liga de todos los tiempos pero una lotería truncó todo. Una tanda de penaltis en el Bernabéu privó al club de conseguir todo si consideramos eso que se escucha por los ambientes de Chamartín de que “el Madrid no juega finales, las gana.”

Mou se irá pero, quiere irse con la décima, la razón de su llegada.
Ese penalti que se marchó alto ha terminado por desembocar en una temporada en la que la camisa blanca se está volviendo jornada tras jornada gris, con escasos destellos pero cada día con la sensación de estar perdiendo a los pocos la identidad. Se ha juntado todo, lesiones, estados de forma inadecuados, la no renovación de la actitud y la confianza. Puede ser que tres años con Mou se vuelvan muy largos. La primera temporada descubrieron el camino a seguir, la segunda lo siguieron pero tuvieron que coger la última salida en Europa, esa última salida les ha llevado a la situación actual. Están exprimidos los jugadores, sobre todo moralmente, quizás quieran tomarse un descanso, como Pep.

La exigencia del fútbol actual lleva a todos los que forman parte de ese mundo al cansancio mental en un momento u otro. En un fútbol cada vez más táctico esta será pronto la razón más importante de los desastres deportivos, si desechamos la parte económica. Ahora insisto con los ciclos de Mou. Se podría plantear realizar uno de ellos en media temporada centrada en la Champions. La esperanza es lo último que se pierde en Chamartín, puede ser una hazaña histórica más para “The Special One”. Toca preparar el camino a la victoria en unos pocos meses y conseguir el esplendor en otros tantos. La décima merece tal esfuerzo. Los Mourinhistas lo creen, a los de las pipas no les queda otra que confiar en lo que queda. El Madridismo unido es clave para ello. Más que nunca es la hora de demostrar porqué. Por qué? Pregunta Mou. Porque tenemos nueve Copas de Europa responde el Madridismo.

Esto es el Mourinhismo puro, no busquen falsos profetas.

Futbolation – @futbolation

domingo, 9 de diciembre de 2012

"Quedan pocos capitanes"

"El capitán debe ser siempre el último en abandonar el barco"

El capitán, la prolongación del entrenador en el campo es una figura en horas bajas. Los equipos tienen múltiples maneras de jerarquizarlo, años en el club, simpatía del míster o liderazgo ante sus compañeros. En España la primera de ellas es la más común. Con la situación económica actual las idas y venidas de jugadores en una renovación continua del plantel hacen, en muchos casos, que el jugador que vaya a portar el brazalete sea una persona que lleve, por ejemplo, tres años en el club. Esa persona estaría ejerciendo tras solamente unos años enfundándose la misma elástica un sinfín de responsabilidades, este debe ser el hombre que dé la cara por el club, el hombre con el que se identifique su gente, el mediador en cualquier problema de vestuario, el hombre que debe encargarse de que todas las órdenes del míster se cumplan en el campo, el que levante los ánimos cuando las cosas no funcionan, el brazalete, con todo esto y mucho más, es lo de menos.

"Raúl se pone el brazalete, nace la leyenda"

Yo pienso en la palabra capitán e inevitablemente se me viene a la cabeza la figura del niño, que crece en un club, debuta con el primer equipo cuando todavía está en edad juvenil cumpliendo su sueño, otros pocos compañeros suyos le acompañan en ese camino, va dejando atrás etapas de su vida jugando para el equipo de sus amores hasta el día en el que otro, con su misma historia, decide que hasta aquí le han llegado sus fuerzas, aquel jugador que sirvió de modelo para nuestro protagonista se va, dejando su brazalete pero no tristemente porque sabe que el que lo recoge es alguien como él y que ha sido educado para ellos. Tal y como lo cuento parece que la capitanía es como la monarquía, un rey que le cede su trono a un príncipe que ha sido educado toda su vida para llegar preparado a ese día, podríamos decir que es igual, pero sin lazos sanguíneos.

Hablo de hombres que fueron esos niños, como Puyol, como Raúl, como Maldini, como Del Piero, como Totti. La vida les brindó la oportunidad de ser el capitán del barco de sus vidas y en todo momento lucharon porque este en ningún momento se hundiese. Puyol, pone la cara donde otros no meten ni el pie. Raúl, el mejor en Champions del mejor equipo de la historia del torneo. Maldini, quiso ser un mito rossonero como su padre y terminó siendo una de las mayores leyendas. Del Piero, acompañó a su equipo hasta en un descenso administrativo para devolverlo al lugar que le correspondía. Totti, el capitán eterno del club de la ciudad eterna. Ante todo son líderes, nunca han hundido a un compañero con sus broncas siempre los han rescatado de los malos momentos alentándolos y exprimiendo al máximo sus capacidades, podría decirse que con ellos el entrenador tiene un trabajo mucho más sencillo pero yo me aventuro a decir que aquellos equipos tienen o tenían dos entrenadores.

"Clonad a Maldini"
Los "elegidos" para la encomienda de ser capitanes no ven un brazalete, ven más allá, ven una pasión, un sentimiento, ven a ese niño que ellos mismos fueron llorar amargamente tras una derrota de su club, ven tanto que muy pocos son capaces de ver todo ello ahora. Estos hombres no se forjan con el dinero sino con el amor hacia la gente de la casa, a veces es difícil buscar dentro de todos los filiales donde puede haber una persona así, pero podemos asegurar que si se encuentra, merecerá la pena el esfuerzo.


Futbolation - @futbolation